Inteligencia Artificial y COVID-19
La pandemia COVID-19 que hoy ataca al planeta, ha tenido un crecimiento sistemático y similar en varios países. Según un mapa del Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, el número de casos ha estado cambiando rápidamente. Hasta el día de hoy 22 de abril, la cifra de contagiados en el mundo supera los 2.000.000, y ya van más de 182.000 muertes producto de la enfermedad.
Justamente hoy, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, señaló que hay preocupantes tendencias al alza de la epidemia en partes de África y de América del Sur.
De forma paralela, surgen acusaciones entre mandatarios de diversas naciones, específicamente sobre el tratamiento que han tenido respecto al coronavirus. Por ejemplo, hoy el Secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, acusó a China de ocultar información sobre la enfermedad para evitar que sigan apareciendo más casos.
En Chile se observa un panorama similar: mientras las miradas se dirigen a la administración del Ministerio de Salud, liderado por Jaime Mañalich, surgen increpaciones tanto a él como a quienes están a cargo del poder. En general, el clima que se desprende de la situación a nivel macro, es de carácter negativo y desalentador para la población a nivel mundial.
Sin embargo, la tecnología no parece ir de la mano con dicha atmósfera, y como siempre, nos ha sorprendido con la lucha que impone a diario para intentar solucionar uno de los desafíos más grandes en los que el planeta se ha visto envuelto.
¿Cómo se comporta la tecnología en estos casos?
Tal y como nos hemos dado cuenta con el pasar de los años, el principal fin de la tecnología es resolver de manera efectiva y veloz diferentes problemas que puedan aparecer, en determinadas escalas. Además, es una de las tantas soluciones que el ser humano ha creado para satisfacer sus propias necesidades.
La industria tecnológica se ha ganado uno de los roles protagónicos en esta situación. Esto, porque es la que se transformó de manera automática en el principal aliado de todas las empresas que decidieron aplicar teletrabajo a su conjunto de empleados. A pesar de que muchas compañías no pudieron acudir a esta modalidad, ya sea por políticas empresariales o porque la función principal de la institución debía ser estrictamente de manera presencial, millones de colaboradores a nivel mundial están llevando a cabo sus tareas de esta forma, la que ha ganado fama positiva últimamente, tal y como lo señalamos en nuestra entrada anterior.
¿Cómo entra en este mundo la Inteligencia Artificial?
Bruno López Takeyas (2007), define a la Inteligencia Artificial (IA) como una rama de las ciencias computacionales encargada de estudiar modelos de cómputo capaces de realizar actividades propias de los seres humanos, en base a dos de sus características primordiales: el razonamiento y la conducta.
Si bien, es una tecnología que nos parece lejana y desconocida, la aplicamos día a día muchas veces sin saberlo. Como por ejemplo, las funciones que nos provee Gmail, traductor Google, chatbots conversacionales, blockchain, big data, etc.
Primero que todo, debemos tener claro que la IA es un campo que se ocupa de crear aplicaciones o programas que se comportan con decisiones consideradas inteligentes y que están ligadas exclusivamente al ser humano. De esto mismo, se infiere que uno de sus principales objetivos es avanzar en el conocimiento de la inteligencia como tal, y de paso superarla.
Sin embargo, como toda definición que da para amplias interpretaciones, muchas son las dudas y discrepancias que surgen ante el concepto IA. Brookings Institution, nos señala en su reporte ¿Qué es la Inteligencia Artificial? del 4 de octubre de 2018, esta interesante reflexión: «La falta de claridad sobre el término permite a los pesimistas tecnológicos advertir que la IA conquistará a los humanos, suprimirá la libertad individual y destruirá la privacidad personal a través de un «1984».
Inteligencia Artificial y COVID-19: ¿qué se está haciendo para enfrentar esta crisis?
Muchos se preguntan si es que acaso la Inteligencia Artificial es capaz de ayudar a combatir el coronavirus. O cómo hacer uso de esta para actuar de forma ligera contra la amenaza que significa esta pandemia.
Ante aquella interrogante, a continuación dejamos un listado de diversas aplicaciones de IA en el contexto COVID-19:
- Inteligencia artificial para detectar portadores de COVID-19: un sistema creado por investigadores de empresas brasileñas, que mide a distancia la temperatura corporal de la gente. Está basado en algoritmos e IA conectados a una cámara. Con eso se puede captar un rostro y medir la temperatura de las esquinas de sus ojos. Por su parte, la empresa de software médico Entelai, creó la herramienta Entelai pic COVID-19. Esta, es capaz de analizar una radiografía de tórax, ayudando a detectar a portadores. Además, puede diferenciarlos de otras neumonías.
- Predicción de cómo estarán las UCI: En el País Vasco, la empresa Sherpa.ai, generó un dispositivo para establecer una previsión de qué tan ocupadas estarán las UCI en un período posterior de siete días. Gracias a los datos que le emplean técnicas de machine learning y big data, las autoridades puedan abastecerse de la manera.
- Asistente virtual con IA para contestar preguntas sobre COVID-19: en Colombia, se lanzó un asistente virtual que contesta las preguntas más frecuentes sobre la enfermedad. Está basado en el asistente Watson Assistant for Citizens de la compañía IBM. Para lograr utilizarlo, se necesitó que expertos del país capaciten a la herramienta. Hoy ya se puede adecuar a trece idiomas.
¿Un incierto panorama?
Sin duda, con el uso de este tipo de tecnologías, el coronavirus no debería seguir siendo una enfermedad desconocida y sin vacuna en un tiempo prolongado. Gracias a la innovación de diversas empresas, empeñadas en crear soluciones para ayudar a frenar el caos que ha generado la pandemia, podemos visualizar un panorama más alentador de esta situación.
La tecnología una vez más, es la principal esperanza en la que se puede confiar la población para explorar ámbitos desconocidos del virus, y quizás, sea la única forma de predecir la próxima epidemia que brote en el planeta tierra.